Las importaciones superaron a la producción nacional y generaron un déficit histórico en el sector automotor. En Córdoba, la actividad cayó fuerte y ya se perdieron más de 1.300 empleos desde la asunción de Javier Milei.
El sector automotriz argentino atraviesa uno de sus momentos más críticos. Según datos del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES), en 2025 se registró el mayor déficit comercial en la historia del rubro, alcanzando los 4.680 millones de dólares. Las importaciones de vehículos escalaron al punto de representar el 75 % de la producción nacional, convirtiendo a la industria automotriz en la principal demandante de divisas del año, por encima incluso del sector comercial y del complejo químico.
El ingreso neto del sector petrolero —de USD 2.754 millones— no logró compensar este fuerte desequilibrio, lo que agudiza las tensiones económicas nacionales.
En Córdoba, donde se concentra entre el 25 % y el 30 % de la producción nacional de vehículos, el impacto es directo. A pesar de que la provincia representa solo el 10 % del PBI del país, su economía depende fuertemente de la industria automotriz. Esta desproporción la deja especialmente expuesta ante la crisis del sector.
Desde la asunción del presidente Javier Milei, la caída ya se traduce en pérdida de empleo. En la provincia se redujo un 10 % la plantilla de trabajadores vinculados al sector automotor: 744 puestos menos en empresas autopartistas y 593 en terminales automotrices.
La situación plantea un panorama incierto para los próximos meses, especialmente en provincias como Córdoba, donde la actividad industrial y el empleo están directamente atados al funcionamiento del sector. Mientras tanto, los analistas advierten que si no se corrige el rumbo, los desequilibrios podrían seguir creciendo, con consecuencias sociales y económicas cada vez más profundas.