Un informe de Fundar cuestionó la falta de medidas que complementen a la liberación del comercio exterior. En paralelo, sugirieron un plan «desarrollista».

El Gobierno tiene una clara convicción de que la liberación del comercio exterior es fundamental para garantizar la competencia y la accesibilidad de la población a productos de mejor calidad, y a menor precio. Sin embargo, especialistas advirtieron que la apertura no se está realizando en el marco de una estrategia de desarrollo, por lo cual sus efectos negativos tienden a ser más relevantes que los positivos.

Así lo reflejó un informe de Fundar, organización dedicada al estudio, la investigación y el diseño de políticas públicas para un desarrollo sostenible e inclusivo. Según los cálculos plasmados en este trabajo, titulado «Abrir sin paracaídas», las políticas libertarias podrían incrementar en u$s12.391 millones las importaciones (a precios de 2024).

Este boom de compras externas, sin ningún tipo de medida compensatoria, produciría una caída del 2,6% en el valor bruto de producción y del 2,2% en el valor agregado bruto de la economía. Además, pondría en riesgo el empleo de 431.452 trabajadores (el 2,3% de los puestos en el sector privado).

Los cálculos se realizaron bajo el supuesto de que las importaciones se acercan al récord alcanzado en 2017, medidas en cantidades, con un tipo de cambio real apreciado como en abril de 2025 y un PBI similar a los niveles de 2023.

A quiénes afecta más la apertura comercial de Javier Milei

A nivel sectorial, la apertura comercial impulsada por los equipos del presidente Javier Milei afectan principalmente a la industria manufacturera, que concentra el 65% de los empleos en riesgo, según las proyecciones de Fundar. Al interior de la industria, las actividades más perjudicadas en términos absolutos son «Otras industrias» (donde se incluye la fabricación de muebles, colchones y juguetes, por ejemplo), la producción de textiles, indumentaria y calzado, y de madera.

En términos porcentuales, la industria de la electrónica es aquella con señal de alarma más importante; en la fabricación de receptores de radio y televisión, más del 90% de los puestos de trabajo corren riesgo.

A nivel provincial, los grande distritos de la zona centro serían los que más cantidad de trabajadores perderían, con Buenos Aires a la cabeza. No obstante, en porcentaje es Tierra del Fuego la que más costos asumiría, resaltando también la presencia de Misiones y La Rioja entre las cinco con peor perspectiva.

Además, esta destrucción laboral tendría un mayor impacto en varones, adultos jóvenes, y sectores con nivel educativo medio.

Los cuatro ingredientes para lograr una apertura comercial «desarrollista»

Fundar reconoció que la apertura comercial es importante para fomentar la competencia, y así la innovación. Sin embargo, agregaron que esta debe ser parte de una estrategia «desarrollista», que contemple una batería de iniciativas complementarias.

En ese sentido, por un lado remarcaron la necesidad de algunas reformas macroeconómicas, vinculadas tanto con la excesiva carga de impuestos a la producción, como al manejo en el precio del dólar. «No se puede abrir cuando el tipo de cambio está tan apreciado (y es tan insostenible)», subrayó el informe elaborado por Leonardo Park, Matías Gutman, Nadia Schuffer, Belén Bentivegna y Santiago Capobianco.

Los autores remarcaron que «si bien las principales fuentes del impacto laboral continúan siendo las medidas de apertura comercial (fundamentalmente la eliminación de barreras no arancelarias), el tipo de cambio apreciado amplifica significativamente los efectos negativos«. Concretamente, «si el tipo de cambio real se hubiera mantenido en los niveles de 2023, el empleo en riesgo sería de 355.158 puestos, es decir, 76.294 menos que en el escenario simulado con el tipo de cambio de abril de 2025».

En segundo lugar, señalaron la importancia de políticas industriales «ofensivas», que prioricen a los sectores con mayor potencial y busquen dar un salto en las exportaciones.

En materia de empleo, llamaron a construir una «red de protección» a las fuentes laborales que corren riesgo por la competencia de las importaciones, que incluya políticas de reconversión hacia otras actividades.

Por último, el trabajo aseguró que «nada de esto va a funcionar» sin «inversión en infraestructura para bajar costos logísticos de las empresas y en el sistema científico y tecnológico para revertir la fuga de talento».

Fuente: Ámbito

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