En marzo de 2025, la capacidad instalada de la industria argentina fue del 53,4%, el nivel más bajo en años. La automotriz, el caucho y las metálicas básicas, entre los sectores más golpeados.
La industria manufacturera argentina continúa en retroceso. Según el último informe del INDEC, en marzo de este año la capacidad instalada fue del 53,4%, lo que significa que poco más de la mitad del potencial productivo de las fábricas está en uso. En comparación con marzo de 2024, cuando el índice era del 67,3%, se trata de una caída de casi 14 puntos porcentuales.
La capacidad instalada mide cuánto se utiliza realmente de la maquinaria y las instalaciones industriales. Es un termómetro clave para saber cómo está funcionando la economía real. Cuando baja, significa que hay menos producción, menos ventas y, a menudo, menos empleo.
Los sectores más afectados son los vinculados a bienes durables. La industria automotriz, por ejemplo, operó en marzo al 19,4%, un desplome si se lo compara con el 57,9% del año anterior. También se registraron fuertes retrocesos en la fabricación de productos de caucho y plástico (42,4%) y en las industrias metálicas básicas (44,7%), que incluyen maquinaria, herramientas y bienes de capital.
El freno de la actividad industrial se viene profundizando desde fines de 2023. Entre las causas, se destacan la caída del consumo, la falta de crédito, la suba de costos y la incertidumbre económica. Este escenario genera preocupación en el entramado productivo, especialmente en provincias con fuerte presencia fabril como Córdoba.
Muchas plantas hoy trabajan por debajo del punto de equilibrio, lo que no sólo afecta a los trabajadores, sino también a las cadenas de valor, la inversión y la recaudación estatal. Desde cámaras industriales y sindicatos advierten que, si no se revierte la tendencia, el impacto social y económico será difícil de contener.